Si visitas o te mueves a los Estados Unidos por primera vez; o lo haces con cierta frecuencia; o llevas viviendo un tiempo largo y no logras controlar repetir el mismo desacierto; por favor, no le preguntes a un hispanoparlante si viene de un país en específico cuyo nombre mencionas cándidamente, sin doblez. Algo así como ¿Tú eres aquí-el-gentilicio?
Me he topado con un sin número de situaciones embarazosas, por así llamarle, en los 15 años que llevo viviendo acá. Yo aprendí desde el mero momento en que formulé la pregunta de esa manera. A mí frecuentemente me siguen preguntando si soy venezolano o cubano, entre otros gentilicios.
Eso de ser hispano es una etiqueta. Este es el país de la diferenciación y de las etiquetas: blanco, brown, afroamericano, negro, hispano, latino, asiático. Los «otros» hechan a todos «aquellos» con origen o descendencia de algún país al sur del Río Bravo en el mismo saco: hispanos o latinos o browns. Desde temprano sospeché que «aquellos» a los que llaman hispanos prefieren que se les identifique con su país de origen o el de sus ancestros inmediatos. Se es hispano cuando distinguirse o defenderse de los «otros» lo amerita.
En abril de 2012, Pew Research Center publicó una entrada en su página web sobre los resultados de una de sus encuestas bajo el título When Labels Don’t Fit: Hispanics and Their Views of Identity. Los resultados de la encuesta no deben sorprender a aquellos a los que “los otros” consideran “hispanos” aquí en los Estados Unidos.
En síntesis, y para confirmar mis sospechas: la mayoría de los hispanos prefieren que se les identifique con el país de origen de sus ancestros. Un 69% de los encuestados no reconocen siquiera compartir una cultura común con los demás “hispanos”.
Quedan advertidos. Si escuchan a alguien hablando español, no le pregunten si viene del país tal o cual. Mejor: “¿De qué país vienes?”
Enlace a la encuesta de PEW: aquí.
el pez con patas 